martes, 28 de agosto de 2012

¿OVNIS EN EL MISTERIOSO APAGÓN DE NUEVA YORK?

Eran las cinco y veintiocho minutos de la tarde del 9 de noviembre de 1965. De pronto, como el más brutal golpe que pueda imaginarse, 36 millones de personas de la costa Noroeste de los EE. UU. y Canadá quedaron en tinieblas.



Se había producido el "gran apagón" de Nueva York -como se conoce el hecho mundialmente-, aunque la oscuridad afectó a 128.000 kilómetros cuadrados de la citada costa. Es decir, a la quinta parte de la población total del país.

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De esos 36 millones de seres, un millón quedó atrapado en los ascensores, "metros", escaleras mecánicas y trenes eléctricos.




Más de 800.000 personas se vieron igualmente bloqueadas en Washington. Los aviones de pasajeros tuvieron que volar en círculo, angustiados ante las graves dificultades para encontrar las pistas de aterrizaje.


Millones de personas, en fin, en Massachusetts, New Hampshire, Rhode Island, Connecticut, Vermont, Nueva York, Nueva Jersey, Pennsylvania y algunas zonas del Canadá, tuvieron que sufrir la noche más larga de sus vidas. El "apagón" duró exactamente 12 horas. Curiosamente, a las 5:28 de la madrugada siguiente, la luz volvía a la costa Noreste de Norteamérica.



Sólo las estaciones de radio, gracias a sus equipos de emergencia, pudieron seguir emitiendo, dando instrucciones e intentando calmar a los desconcertados habitantes.
Pero, ¿qué era lo que había fallado?

Aquella noche, y en la ciudad de Nueva York, ocurrieron hechos muy extraños. Por ejemplo, de los tres grandes focos que salen de la antorcha de la célebre estatua de la Libertad, dos se apagaron. El tercero, en cambio, permaneció encendido. ¿Por qué, si el resto de la ciudad estaba sumergida en la más espesa de las tinieblas?
Robert Ginna, director de la Compañía de Gas y Electricidad de Rochester, afirmó que habían estado recibiendo 200.000 kilovatios, en virtud de un convenio con la compañía Fuerza Motriz del Estado de Nueva York, que maneja las plantas hidroeléctricas de las cataratas del Niágara.


"De pronto -dijo- no llegaron. No sabemos qué sucedió con esos 200.000 kilovatios, pero el caso es que no estaban allí..."

Los testimonios de ovnis, curiosamente, no tardaron en aparecer...

Weldon Ross, piloto instructor de un vuelo privado, se acercaba al Campo Hancock de Syracuse para aterrizar. Fue casi en el momento preciso de la "avería", Al mirar hacia abajo, el piloto comprobó cómo sobre las líneas de alta tensión de la subestación de control remoto, cerca de Clay, un pueblo a 16 kilómetros de Syracuse, cuyas líneas de transmisión de energía enlazan con la central de las referidas cataratas del Niágara, apareció una inmensa bola roja, brillando intensamente.


Ross declaró a los periodistas del Journal American de Nueva York que "aquello" tenía unos 30 metros de diámetro. La visión del objeto se prolongó por espacio de diez segundos. La bola incandescente se alejó a gran velocidad hacia el firmamento, en tanto se producía el gigantesco apagón. Según cálculos del piloto, el objeto luminoso debía estar situado sobre el área donde las dos líneas de fuerza de 345.000 voltios de la Central Térmica de Nueva York pasan sobre la ruta de la Central de Nueva York, entre el lago Oneida y el campo Hancock.


El piloto iba acompañado de un alumno que vio también el ovni. La noticia en cuestión apareció en el mencionado diario neoyorquino, el 15 de noviembre de ese mismo año.
El asunto, sin embargo, fue silenciado.
En ese mismo momento del avistamiento del piloto privado -las cinco y quince minutos de la tarde-, Robert C. Walsh, delegado en la Dirección de la Agencia Federal de Aviación en la zona de Syracuse, aseguró haber observado el mismo fenómeno, a unos cuantos kilómetros al sur del campo de Hancock. Cinco personas testimoniaron en total sobre este asunto de la misteriosa bola de luz.


Diez minutos después -a las cinco y veinticinco de esa tarde-, una maestra de Holliston, en Massachusetts, observó en compañía de su esposo un inmenso objeto de color blanco, que avanzaba lentamente hacia el horizonte. A esa misma hora, David Hague, un muchacho de 17 años, también residente en Holliston, vio un objeto de grandes dimensiones, que se dirigía hacia el Sudoeste.

En el momento del apagón, y sobre la ciudad de Nueva York, dos mujeres declararon por separado haber visto unos objetos muy raros en el cielo. Una de ellas, Sol Kaplan, del oeste de Central Park, estaba mirando la televisión en su dormitorio, que da al río Hudson. El aparato se apagó, al igual que el resto de las luces, y la mujer miró por la ventana, lógicamente alarmada. En el cielo había más aviones de lo normal. "Seguí observando y entonces vi una gran cúpula circular en mitad del firmamento. Iba de arriba a abajo y hacia los lados. Era plateada y sus luces no eran como las de los aviones. Pude verla muy bien a través de los prismáticos."


Arthur Rickerby, fotógrafo de la revista Life, sacó una foto de un impresionante contraluz de la ciudad de Nueva York al comienzo de la avería. Pues bien, en el cielo y hacia el Oeste, se ve un objeto plateado que no ha sido explicado jamás de forma satisfactoria. La imagen también fue reproducida posteriormente en la revista Time el 19 de noviembre de 1965. Algunos afirmaron que se trataba del planeta Venus -tan socorrido en los casos ovni-, pero el autor de la fotografía se manifestó totalmente contrario a esta sugerencia.


En esa misma fecha, el señor Harold F. Whitney dirigió una carta al director de la revista Time en la que, entre otras cosas, se decía: "Si usted mira atentamente las fotos del apagón de Nueva York, podrá ver con toda claridad, flotando sobre la ciudad, un platillo volante."    Y según la NICAP, a las cuatro y media de esa tarde, Jerry Whittaker, piloto, y George Croniger, pasajero, vieron sobre ellos dos objetos brillantes, perseguidos por dos aviones de caza. Uno de los ovnis salió disparado, distanciándose de los reactores.
Igualmente llegaron informes sobre ovnis en esa jornada desde zonas como Holyoke, Amherst (Massachusetts), desde Wonnsocket, Rhode Island y desde Newark, Nueva Jersey.


A pesar de lo publicado el 11 de noviembre en el The New York Times, achacando el problema a un fallo en la subestación eléctrica de Clay, los técnicos enviados por el Gobierno para investigar no lograron encontrar el origen de dicho fallo. Tampoco el FBI y la policía del Estado tuvieron éxito en sus averiguaciones. El hecho fue calificado, en suma, como "inexplicable".

Días más tarde se dieron otros incidentes de apagones similares a lo ocurrido en New York, en Sur América, Europa, Inglaterra, Nuevo México, Canadá, la Costa Este de EE.UU, en el Paso  y en Juárez , en México. En todos estas ciudades, miles de testigos declararon haber visto en el cielo una serie de objetos misteriosos, con aureolas blancas y azules.


El 25 de diciembre ocurrió en Buenos Aires y en otras importantes poblaciones argentinas, hasta un radio de 80 kilómetros. En este último caso -para colmo- el suministro dependía de tres organizaciones distintas, con sus correspondientes equipos y redes independientes. ¿Cómo pudieron fallar las tres y al mismo tiempo?
Técnicamente, es imposible...

Ese mismo día, cuatro ciudades de Finlandia se quedaron también sin luz y hubo testigos que afirmaron haber observado una formación de ovnis atravesando el espacio aéreo de las zonas afectadas por el apagón.  Posteriormente, otros muchos países se han visto afectados por estos misteriosos fenómenos.


Y la pregunta final surge casi por sí sola: si los ovnis han sido y son los responsables directos de estos grandes apagones, ¿por qué lo hacen? ¿Qué buscan con ello? ¿Se trata de "experiencias", o accidentes provocados por la proximidad de sus fuertes campos magnéticos...o trataban de decirnos algo...? ¿Qué cree usted?

Fuente: www.planetabenitez.com

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