miércoles, 6 de junio de 2012

Implantes Alienígenas en humanos

En la actualidad, tanto la ciencia como expertos investigadores, han encontrado y extraído varios artefactos que han permitido avanzar a pasos agigantados en el campo de los implantes y posiblemente estemos más cerca de abrazar la evidencia definitiva de que existen otros mundos en este incalculable universo.




La primera vez que se realizó científicamente una operación para extraer un implante del cuerpo de un abducido fue en 1992 en el InstitutoTecnológico de Massachusetts (M.I.T), una de las universidades técnicas más importantes del mundo, donde tuvo lugar un congreso para estudiar el fenómeno de las abducciones, organizado por el profesor de Psiquiatría de la Universidad de Harvard, John Mack y el doctor en Física, David Pritchard del M.I.T.


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Para realizar esta extracción, se utilizó un espectómetro de masas de iones secundarios con el que se bombardeó la superficie del minúsculo objeto a fin de estudiar los iones resultantes.  El doctor Pritchard se sintió tan interesado que después del congreso hizo el seguimiento del estudio del implante.


Estos objetos fueron examinados además en el Laboratorio Wellman de Fotografía Médica, dependiente del Hospital General de Massachusetts, especializado en el estudio de cuerpos anómalos en el organismo humano.




En agosto de 1995 entra en escena el doctor Roger Leir, quien es especialista en cirugía del pie y ha participado en la investigación de reconstrucción y regeneración de tendones y en las sustancias para la reconstrucción de pies, convirtiéndose en uno de los investigadores más comprometidos con el tema de los implantes.  Este cirujano nunca se había interesado en el tema de los ovnis hasta que se encontró con sujetos que llevaban aparatos de extraña procedencia en sus cuerpos: "Fue en una conferencia del grupo MUFON de Santa Bárbara donde escuché a Derrel Sims, un hipnoterapeuta e investigador de abducciones, hablar sobre extraños objetos encontrados en los cuerpos de algunas personas. También hizo referencia a los tejidos que estaban pegados a ciertos implantes por lo que me interesó ya que aquello era lo mío.  Después hablé con él y fui yo quien le propuso que trabajáramos juntos.  Él conocía a muchos abducidos que alegaban tener implantes y yo era cirujano y conocía a otros profesionales que podían estar interesados en participar en las operaciones". 




La mayor parte de las investigaciones fueron financiadas por la Bigelow Foundation y el NIDS (National Institute for Discovery Science). El NIDS les exigió una total discreción hacia la prensa y solicitó que nada debía ser publicado hasta que las investigaciones fueran concluyentes.  A cambio, recibirían todo el apoyo económico necesario para su estudio, tendrían a su disposición los mejores laboratorios el mundo y extrema perfección y minuciosidad en los anàlisis. Además, existía la posibilidad de que alguna revista científica publicara algo sobre los implantes.




Las primeras muestras enviadas a los laboratorios eran tejidos blandos que rodeaban a los objetos extraídos y que habían sido cuidadosamente separados. Un resultado sorprendente que se observó durante estas investigaciones fue el color anormal que presentaron estos tejidos y por otro lado, la completa ausencia de una reacción de inflamación en las muestras de tejido ya que cuando una sustancia extraña es alojada en el cuerpo humano, el mismo produce una reacción inflamatoria contra algún cuerpo extraño que se haya extraído.




De las ocho operaciones realizadas hasta agosto de 1998, en cuatro de ellas se encontraron objetos metálicos ajenos al cuerpo, cubiertos por membranas oscuras, grises, y brillantes que no pudieron ser abiertos con el bisturí. Estas membranas estaban compuestas de coágulo proteínico, hemosiderina y keratina. Estas tres sustancias se encuentran en el cuerpo pero según las investigaciones del doctor Leir y su equipo, nunca se han encontrado combinadas de esta manera, según la literatura médica existente. Esta puede ser la causa de que no haya inflamación en los tejidos adyacentes al cuerpo extraño.




La operación del octavo paciente fue realizada en la NBC y transmitida en directo para todo Estados Unidos. El sujeto tenía un implante en la mano. Cuando se lo extrajeron ante las cámaras, presentaba un aspecto similar a dos semillas de melón. Las partes de tejido blando que se extrajeron fueron separadas y colocadas en contenedores sellados manejados únicamente por el patólogo. El objeto metàlico extraído también se metió en un recipiente que sellaron ante dos testigos. Después de 24 horas el envase fue llevado a la consulta del doctor Leir y allí se abrió ante las cámaras de televisión. Sacaron el objeto del fluido biológico y lo colocaron en una vasija seca que fue inmediatamente sellada y entregada a un representante de la NBC. Después de otras 24 horas quitaron la cubierta biológica y crearon dos muestras, una biológica y otra metàlica. La primera fue entregada al patólogo y la segunda a un laboratorio metalúrgico.



Al día siguiente, el doctor Leir recibió una llamada del patólogo asistente diciéndole muy asustado que cuando se disponía a poner el recipiente que contenía el suero sanguíneo que previamente había envuelto el implante, se dio cuenta que tanto el suero como el implante emitían una fluorescencia.  Esta extraña fluorescencia también la había presenciado el doctor Leir en los cuerpos de pacientes que habían sido abducidos. 


Los implantes extraídos fueron analizados en diversos laboratorios, entre ellos el National Los Alamos Laboratory. Se utilizó una técnica especial de láser llamada LIBS (Laser Induced Breakdown Spectroscopy) para determinar los elementos que componen las muestras e identificar el tipo de objeto que es. 




El análisis metalúrgico presentó los siguientes resultados:  los implantes tenían forma de T y se componía de dos bastoncillos metálicos. La parte interna de la porción horizontal estaba compuesta de hierro magnetizado y su dureza era mayor que la del acero más duro. La cobertura que rodeaba esta parte estaba compuesta de una serie de elementos diferentes. Parte de esta cobertura era una banda cristalina que rodeaba todo el bastoncillo. Cuando se observó electrofotomicrográficamente el bastoncillo parecía que estaba estructurado. Un extremo tenía la forma de púa y el otro era chato. En el centro del bastoncillo había una depresión que encajaba con la protuberancia de la sección vertical. El trozo vertical estaba compuesto en su interior de carbón en lugar de hierro y era magneto conductivo, pero no magnético.


La conclusión final a la que se ha llegado es que "la mayor parte de los análisis metalúrgicos indican que la estructura de estos objetos tiene un origen extraterrestre. La composición de los implantes incluye metales cuyas ratios isotópicas no se dan en nuestro planeta. Además la forma de estos objetos indica claramente que han sido construidos haciendo uso de una tecnología muy avanzada. Si estos resultados no son científicamente refutados en subsiguientes análisis podemos concluir firmemente que algunos individuos que dicen haber sido abducidos tienen dentro de sus cuerpos objetos artificialmente manufacturados de un origen extraterrestre demostrable".


En definitiva, los científicos que examinaron los implantes, ajenos todos a la investigación ovni, concluyeron de una manera clara que por lo menos algunos de ellos eran de origen extraterrestre al afirmar que en los objetos que habían examinado se encontraron isótopos cuya estructura sólo se encuentra en los meteoritos. A esto habría que añadir la curiosa coincidencia de que las personas que tienen en sus cuerpos estos minúsculos objetos, son siempre personas que han protagonizado una experiencia de abducción y que adicionalmente se les realizaron estudios que demostraron tener perfiles psicológicos completamente normales.


El tema es sumamente interesante y la investigación continúa ya que cada vez es mayor el número de científicos que extraoficialmente se han apuntado a la investigación de estos extraños implantes.

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